El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. Es un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo; así, puede cumplir con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, etc.).
La música, cotidianamente, está asociada con sentimientos positivos desde la más tierna infancia por lo que nuestro cerebro ha aprendido a asociar el concepto de música con el placer, de ahí que reaccione positivamente cuando la escucha. Si hiciéramos un cruel experimento en el que, a un recién nacido, aplicáramos descargas eléctricas cada vez que escuchara música, éste la aborrecería.
Si bien es cierto que usar la música como diversión puede ser “muy terapéutico” y en cierta medida, todos la usamos así intuitivamente.
La música se sigue presentando como un inocente entretenimiento, que más allá de la etiqueta de arte, su función es de pasatiempo.
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